"En mis dominios nunca se pone el sol"

"En mis dominios nunca se pone el sol"

martes, 24 de marzo de 2009

Discursos

Un discurso para la memoria, el de Marthin Luther King por los derechos de los negros:

martes, 17 de marzo de 2009

Microrrelatos

Un mundo de cine

Sabía que le quedaban minutos de vida, solo tenía una escapatoria: la evasión. Trató de escabullirse por los conductos de aire, como en las películas de Hollywood, pero le fue imposible. Intentó salir por la ventana, como en las películas policíacas. Tampoco. Trató de salir por una trampilla de madera en la pared, como en las películas del oeste, pero fue inútil. Entonces salió por la puerta, como en las películas Españolas.


El miedo de Stephen

El miedo me invadió cuando salí del centro comercial en dirección a la parada de autobús. Un hombre me seguía. Llevaba un maletín en una mano y, en la otra, Oh, Dios mío, una pistola. No sabía qué hacer. Llegué a la parada y entonces llegó el autobús. Me monté. Él también se montó. No me bajé en mi parada, ni tampoco en la siguiente. Entonces llegamos a un puerto, muy lejos de la ciudad. El conductor nos comunicó que esa era la última parada y debíamos bajarnos. Yo bajé primero. Después el conductor y, por último... –El lector de la última novela de Stephen King se paró al oír un ruido en la cocina.


Final de un relato de terror

...Por fin llegamos al final del túnel. Allí nos esperaban, con los brazos abiertos, el monstruo, el verdugo y el fantasma.

Principio de un relato de terror

Sería el fin de semana más emocionante de nuestras vidas. Llevábamos esperando aquél día toda la semana. Habíamos preparado tiendas de campaña, comida y ropa para tres días. Disfrutaríamos de una hermosa jornada en la montaña...

miércoles, 11 de marzo de 2009

Playing for change (around the world)



PLAYING FOR CHANGE



"Playing for change is a multimedia
movement created to inspire, connect and
bring peace to the world throug music"



No hay mejor manera de conectar diferentes culturas si no es a través de la música (o el cine, claro). Para ello, hoy os muestro este vídeo, imprescindible para todo aquél al que le guste la música. Se trata de la mítica canción Stand by me, interpretada por tantos artistas a lo largo de los años. Vean lo que se puede hacer con una buena canción y buena fe:






http://www.playingforchange.com/



From the award-winning documentary, "Playing For Change: Peace Through Music", comes the first of many "songs around the world" being released independently. Featured is a cover of the Ben E. King classic by musicians around the world adding their part to the song as it travelled the globe.



Join the Movement to help build schools, connect students, and inspire communities in need through music.



domingo, 8 de marzo de 2009

La música en el cine (bandas sonoras)


La música en las películas nació cuando el propio público comenzó a pedir acompañamientos musicales a lo que veía. Y esto se llevaba a cabo bien a través de una banda de música que tocaba a la vez que se proyectaba la película o bien por medio de pianos o gramófonos. Pero hay que tener en cuenta también que esta música no se añadía a la proyección solamente en función de lo que se estaba viendo en la pantalla, sino para atenuar el ruido que hacían las bobinas. Y así comenzó a utilizarse la música de grandes compositores como Chopin o Bethoven, aunque aún no se componían canciones específicas para el cine. Ahora vamos a ver las distintas etapas que se pueden distinguir en la historia de las bandas sonoras.

1908: En esta fecha, dos compositores, Camille Saint-Saëns y Mihail Ippolitov-Ivanov, crearon varias piezas para las películas El Asesinato del Duque de Guisa y Stenka Razin. Este hecho, más que ser tomado como ejemplo, fue visto como algo original dentro de un mundo que no cesaba de evolucionar. Durante el período mudo todas las salas tenían algún tipo de acompañamiento musical, desde un simple piano a una orquesta completa, y la música que se interpretaba eran melodías clásicas conocidas por el público. Con la llegada del sonoro desapareció este acompañamiento en vivo, y comenzó a crearse música específica para las películas.

1914: En este año se produjeron cuatro filmes con un fondo musical creado específicamente para ellas. La italiana Cabiria cuenta con la participación del músico J. K. Briel, a quien se considera uno de los primeros profesionales en la producción de música para el cine. Tan solo un año después, eran diez las películas con fondo musical, cuatro realizadas por el citado Briel, que compone la partitura de una emblemática (y controvertida) producción: El Nacimiento de una Nación. Fue a partir de estos momentos cuando se generalizaron las composiciones de este tipo, contando cada estudio con sus propios compositores.

Años 30: Esta época se caracterizó por una mayor profesionalidad en la música para el cine. Con los nombres de Erich Korngold y Max Steiner como mayores representantes de esta época. Y la música comenzó a utilizarse sólo cuando lo pedía el propio guión. Pasó mucho tiempo hasta que los cineastas se dieron cuenta de la gran fuerza del silencio en las películas habladas. Según Max Steiner, productores y directores "empezaron a añadir un poquito de música aquí y allá para acompañar escenas de amor o secuencias mudas". Y es que a partir de los años treinta, los grandes estudios tenían departamentos musicales completos, con una plantilla de compositores, adaptadores-arreglistas y directores de orquesta. Al principio, la música se ajustaba a la acción de modo bastante burdo, y se tomaban de los archivos musicales. Esto cambiaría en 1933, con la película King Kong, cuando el citado Max Steiner hizo saber a directores y productores todo lo que se podía llegar a hacer con una partitura original totalmente sincronizada con las imágenes.


Max Steiner


Años 40: Durante esta época, Erich Korngold y Max Steiner siguen trabajando, lo que no impide que lleguen nuevas promesas que hacen que el mundo de las bandas sonoras se perfeccione aún más. Porque entre las décadas de 1930 y 1940, los compositores que empezaron a crear música para películas procedían de distintas áreas de la composición musical. De la comedia musical de Broadway, por ejemplo, llegaba Alfred Newman; de las salas de conciertos y de la ópera se hayaron Erich Wolfgang Korngold, Dimitri Tiomkin y Nino Rota; y Bernard Herrmann y Victor Young procedían de la radio. Diversos compositores de música clásica hacían también importantes contribuciones en este campo.

Años 50: Suponen el dominio absoluto de Alfred Newman, pero con un Bernard Herrmann que comenzaría su prestigio por estos años colaborando con otro genio, Orson Welles. Continuaron trabajando con éxito Miklos Rozsa y Dimitri Tiomkin, y surgieron otros importantes autores en este importante acervo de compositores. Algunos de ellos procedentes de la llamada música ligera y del jazz. Entre éstos cabe mencionar a Elmer Bernstein, Georges Delerue, Ernest Gold, Maurice Jarre, Henry Mancini (El Guateque, Desayuno con diamantes, La mujer perfecta), Alex North y Lalo Schifrin. Mientras, otros compositores como John Barry, Jerry Goldsmith y John Williams esperaban una oportunidad, algunos de ellos haciendo música para la televisión, considerada por entonces una amenaza más para la industria del cine.


A mediados de la década de 1950, el gran público comenzó a tomar más en cuenta la música de las películas, cambio de actitud que los estudios rentabilizaron animando a sus compositores a escribir temas vendibles, melodías y canciones que pudieran editarse en disco. Por ejemplo, la canción «Moon River», de Johnny Mercer y Henry Mancini para Desayuno con Diamantes (Blake Edwards, 1961) vendió más de un millón de copias. A todo ello contribuiría, por supuesto, la mejora técnica de los sistemas de grabación sonora, lo que se haría evidente en los grandes filmes épicos de los cincuenta y sesenta.

Años 60: Fue una época de renovación, con nuevas figuras ahora internacionalmente reconocidas, como Henry Mancini, John Barry, Ennio Morricone (Los Intocables de Elliot Ness) y Maurice Jarre. No obstante, las viejas figuras todavía continuaron trabajando. Así, Alfred Newman siguió componiendo durante toda la década de los 60, aunque a un ritmo más lento, y Bernard Herrmann compuso algunas de sus mejores obras. Por su parte, el ya conocido Elmer Bernstein renovaría también la música del western, acaparando una atención que, hasta el momento, tuvo Tiomkin.

Años 70: Fue una época de crisis que sólo fue resuelta con la llegada de John Williams y sus revolucionarias orquestaciones. En esta década el dinero tuvo una gran importancia, porque todo el tema financiero hizo que los grandes estudios comenzasen a utilizar intérpretes populares en sus películas, cuyas canciones no tenían nada en común con lo que se veía en la gran pantalla. De esta manera los estudios no tenían que pagar a los compositores para que compusieran para sus películas.

Años 80: Llega la revolución con el uso masivo del sintetizador que, si bien ya había comenzado a utilizarse años atrás, en esta década tuvo sus mejores ejemplos en autores como Vangelis. Sin embargo, la música de orquesta continuó en alza, con John Williams y Jerry Goldsmith a la cabeza de la misma, pero con la aparición de nuevas figuras como James Horner, Hans Zimmer (Thelma & Louise, de Ridley Scott), James Newton Howard y Alan Silvestri.

Años 90: A principios de esta década se produjo una recuperación de las canciones no compuestas exclusivamente para una película, en una descarada carrera comercial. No obstante, la música original compuesta para una película no calló; al contrario, tras el anuncio del retiro de Williams (por suerte, al final se confirmó que continuaba trabajando), otros autores fueron apareciendo en este apasionante mundo musical, que junto a los tradicionales, compusieron verdaderas maravillas. El resumen de los mismos se centró en dos compositores: Mark Mancina, como representante de los que utilizaban los sintetizadores, y David Arnold, cuyas partituras eran tremendamente sinfónicas, siendo muy destacables el tema central de Stargate y la llegada de las naves extraterrestres en Independence Day. Eran autores que, sin duda, en los próximos años serían tenidos muy en cuenta.

Tampoco quisiera olvidarme de los compositores españoles. Está el ya conocido José Nieto (siempre que oigo su nombre me acuerdo de la fascinante banda sonora de 'El Puente', con un Alfredo Landa espectacular), pero encontramos a los demás nombres, como los de Bernardo Bonezzi, Bingen Mendizábal o Alberto Iglesias, que hacen posible que pensemos en la verdadera creación de música para cine en el mercado español. Últimamente, autores como Roque Baños o Ángel Illarramendi están trabajando muchísimo y con obras de gran calidad. Sin embargo, los compositores de nuestro país tienen graves problemas y limitaciones a la hora de componer bandas sonoras. Así, los productores de un filme lo que hacen es tomar el dinero sobrante de la realización de una película y dárselo a un compositor para que con dicho dinero cree la banda sonora, incluida la grabación de la misma. Por último, actualmente destaca el compositor de la banda sonora de 'El Orfanato', aclamada película española, Fernando Velázquez, oriundo de Leioa, Vizcaya. Este joven comenzó componiendo para cortometrajes y ahroa a dado el salto a la industria cinematográfica de las grandes productoras.

En definitiva, hoy en día nadie puede concebir una película sin una banda sonora, sin una música que acompañe y se adapte a las imágenes que estamos viendo. Y aunque algunos directores de cine casi despreciaron este elemento cinematográfico ('No me gusta la música de las películas. Detesto ver a un hombre en el desierto muriéndose de sed con la orquesta de Filadelfia detrás de él', comentó el cineasta John Ford), muchos otros no dudaron en utilizarlo (incluido el propio Ford) para dotar de una mayor calidad a sus producciones.

La verdad es que hasta el propio Ford rehusó en un principio a la idea de añadir a sus películas una banda sonora, pero con el paso del tiempo nos hemos dado cuenta de que una canción ha valido a más de una persona para ganar un oscar a la mejor banda sonora. Es cierto que cada vez que vemos una película no nos fijamos en la música que acompaña a las imágenes que se proyectan en la gran pantalla, pero si nos parásemos a escuchar nos daríamos cuenta de lo buenas que pueden ser estas bandas sonoras. No sólo hay que fijarse en ellas, sino que tenemos que relacionar la música con la imágenes vemos.

Nota: Para José Ramón Ledesma, conservando el propio estilo de exámenes que hizo, hace, y seguirá haciendo. No sólo para evaluarnos a sus jóvenes pupilos en la nota de ortografía, sino para desarrollar suafición al cine y su afección hacia nosotros.

El hombre dual

sábado, 7 de marzo de 2009

This is England (Shane Meadows, 2006)





Imprescindible película dirigida a todo aquél a quien le guste el cine en general. Dirigida y escrita por el director anglosajón Shane Meadows, es una historia conmovedora, a veces violenta, que deja marca. Aunque para muchos quede lejos el argumento, ya que habla de un niño acogido por los skinhead de su barrio, es necesaria para entender este movimiento y las inquietudes de un niño de apenas doce años cuyo padre murió en la guerra de Las Malvinas.

Años 80, Inglaterra. Shaun (Thomas Turgoose) es un niño de doce años huérfano de un padre que sirvió a su país en una “guerra sin sentido” como afirma en una ocasión uno de los skins. Shaun vive alejado del mundo, pensando en su padre y llorando por él, lo que le provoca alguna que otra disputa en el colegio además de un aislamiento social. Pero toda su pena se terminará cuando un día al volver del colegio (el día que no era necesario ir con uniforme, lo que provoca que la gente el la escuela se ría de la vestimenta que lleva, que su padre le había regalado antes de su muerte) se encuentra con un grupo de adolescentes inocentes pero skinheads, algo que no significará nada cuando acabemos de ver la película ya que no tienen los ideales propios de estos, como podremos observar a lo largo de la película. Los skinheads le acogen y Shaun encuentra en ellos la figura de su difunto padre.

En un momento dado del film se dividen en dos partes: por un lado están los que prefieren irse con el violento y racista Combo, cuya reacción a la guerra de Las Malvinas es desmesurada y que acaba de salir de la cárcel. Por otra parte están los que sólo pretenden vivir la vida tal como se les presenta, los que son unos simples adolescentes cuyos objetivos son muy diferentes. Shaun prefiere irse con Combo, pues encuentra en Combo la verdadera identidad de su padre, y además Combo está completamente en contra de la guerra de Las Malvinas.


Es una película muy dura, que no tiene mucho con que reírse, pues es una historia bastante seria como para tomársela a broma. No es muy violenta hasta el final, que nos presenta una inmadura y racista reacción de Combo hacia uno de sus “discípulos”, que es de color. No se me olvida hacer referencia a la banda sonora, que es una recopilación de éxitos de la época. Para acabar quiero presentar a Thomas Turgoose, un joven y gran actor, “una joven promesa” para algunos. Este chaval desborda su papel hasta tal punto que nos hace sentirnos parte del personaje y acabamos sufriendo casi como él.




El renacer de Alberto García-Alix a través de su fotografía


Introducción

Alberto García-Alix, fotógrafo español desde los años de la Movida Madrileña, nacido en 1956 y uno de los nombres más importantes de la fotografía contemporánea, expone en Madrid en el Museo Reina Sofía su obra “De donde no se vuelve”, en la que se retrata no sólo La Movida, sino también otros grupos marginales desde los años ochenta. A lo largo de su obra podemos encontrar retratos en blanco y negro de fotografías tomadas en Madrid, París y Pekín.

En esta tesis quiero analizar cómo Alberto García Alix consiguió “renacer” gracias a la fotografía. Voy a analizar, en primer lugar, cuál era la situación inicial de García Alix y, a continuación, a pesar de las consecuencias de esta penosa situación, cómo logró superarlas y salir adelante con un medio técnico como la propia fotografía, y llegar a ser un fotógrafo profesional exponiendo en museos de tanto prestigio como el Museo Reina Sofía de Madrid.

Desarrollo

Es necesario antes de nada describir brevemente la situación en la que se encontraba García Alix desde su adolescencia en Madrid, y qué consecuencias, tanto físicas como psicológicas y sociales, tenía esta “mala vida”.

García Alix vivía en Madrid durante los años de La Movida Madrileña, años ochenta, década que albergó grupos marginales heterogéneos, cuyas “filosofías” de la vida eran diferentes; pero todos ellos unidos por la música rock y la drogadicción.

La mala vida en estos grupos era clara: drogas, sexo, violencia, la vida nocturna… Las drogas, o la lucha por las drogas, estaba a la orden del día; enfrentamientos con la policía, peleas, sobredosis… Y era difícil, no sólo para García Alix, salir de este panorama. Alberto no sólo tuvo que hacer frente a la adicción a las drogas, las peleas y todo lo demás citado; Alberto tuvo que superar, además, la temprana muerte de su hermano Willy a causa de una sobredosis. Este es retratado en múltiples ocasiones por Alberto, quien, después de superar la desgracia, sigue dando rienda suelta a su nostalgia y retrata también con su cámara algunos símbolos que añora y que en algún momento ya pasado pertenecían a su hermano; por ejemplo, en varias ocasiones podemos observar a la novia de Alberto con su camisa estilo rock o simplemente, fotografías en blanco y negro de la camisa[1] o algún otro recuerdo de su hermano. Alberto estaba también interesado en las motos de gran cilindrada, como las Harley Davidson, que conducía después de haber ingerido grandes cantidades de alcohol, y que son mostradas en múltiples fotografías.

Por otra parte, el mismo Alberto tuvo que hacer frente a su adicción a la heroína y también a la hepatitis C, que fueron durante mucho tiempo sus principales enemigas. Sin embargo, a pesar de todas las desgracias del camino que él había escogido equivocadamente, hizo de la fotografía uno nuevo gracias al cual consiguió salir, como él suele decir, “de donde no se vuelve” y dar a conocer al mundo su pasado, que al mismo tiempo constituía el pasado de muchas otras personas semejantes a él. Se puede decir que la fotografía fue un modo de llegar al conocimiento y a la comunicación, pues él había estado siempre aislado de la sociedad, siempre al margen.


Autorretrato en Barcelona, 1978 (Alberto García Alix)


Podemos resumir su mala vida en las siguientes consecuencias negativas:

Respecto a las consecuencias físicas, nos encontramos primero ante una adicción a la heroína y la hepatitis C; inevitables en el ambiente en que vivía. Incluso podría citar las secuelas que tuvieron las numerosas peleas en las que participaba, pues en varias ocasiones podemos observar en las fotografías la apariencia de Alberto o sus amigos tras una pelea, y las armas que eran utilizadas en estas. [2]

En cuanto a las consecuencias psicológicas, no cabe duda de que las drogas y la mala vida en general, además de la muerte de su hermano, dejaron una profunda huella en su cerebro. Aunque, eso sí, Alberto siempre supo reflejar todo esto en sus fotografías, y gracias a estas tenía un espejo personal gracias al cual se daba cuenta de su desgraciada vida.

También podríamos hablar de una consecuencia social; ya que García Alix se encontraba al margen, en una sociedad que le daba la espalda. Además, se podría hablar de un estado de mayor soledad provocado por las drogas y la temprana muerte de Willy, que le marcó para siempre.

Pero, una vez analizado este agujero negro, nos podríamos hacer las siguientes preguntas: ¿Qué tiene de provechosa esta penosa vida?, ¿Cómo esas fotografías le han ayudado a salir de esta y de qué han servido a la sociedad actual?

Es sencillo. Si García Alix no hubiese vivido esta larga experiencia que le dejó tantas huellas, no habría podido salir adelante con la fotografía, pues lo más impactante de sus fotografías es lo que representa, y no la técnica de sus fotografías, que es buena. Si Alberto no hubiese vivido en este agujero negro, tampoco habría podido mostrar al resto de la sociedad lo que él vivió, que es lo que tiene verdadera importancia dentro de toda su obra. Sus fotografías son el reflejo más claro de esta vida marginal, de este lugar “de donde no se vuelve”.

Conclusión

Gracias a su fotografía, aunque él afirma que “no puede salvar a nadie”, él ha conseguido que la sociedad le de la cara y él pueda comunicarse y ser escuchado o, al menos, tomado en cuenta.

La fotografía le ha dado a García Alix la oportunidad única de salvarse. Y gracias a su experiencia consigue expresar al resto de la sociedad sus propias vivencias, que para el espectador resultan ser expresiones de un mundo desconocido. Alberto ha sido una de las pocas personas que han podido volver de ese pasado para contarlo.

Alberto desde el principio había intentado buscar su propia identidad, velada por la mala vida y anestesiada por las drogas.

Se puede decir que García Alix se sirvió de todas las almas que pasaron por su vida para crear un reflejo claro de sus propias vivencias, de las que se recuperó durante su estancia en París a lo largo de los últimos años.

__________________________________________________________________


[1] “En ausencia de Willy, 1988”; fotografía en blanco y negro que muestra una de las camisas estilo rock de su hermano.
[2] “Autorretrato con el cuerpo herido, 1981”; Alberto muestra las heridas después de una pelea.

Gran Torino (Clint Eastwood, 2009)


Ayer fuimos a ver la nueva película de Clint Eastwood. Entramos treinta minutos antes para coger un buen sitio, ya que era el estreno y la sala, que no estaba numerada, se llenaría pronto.

Saqué el bocata y las patatas de Krunch de una bolsa de papel. No tardó en mirarnos el señor que se sentaba junto a nosotros con una sonrisa que no supimos interpretar. El bocata estaba recién hecho. Medía unos cuarenta centímetros y el pan todavía estaba crujiente. Así que empecé a cenar.

No tardé en terminarme el bocata y la coca-cola (por cierto de 30 cl, y me habían cobrado más que una lata normal), y tampoco tardaron en apagarse las luces; la película había empezado.


Gran película la de Eastwood, que no sólo dirige, sino que también interpreta sobresalientemente. El actor y director estadounidense interpreta a un veterano de la guerra de Corea y antiguo trabajador de Ford, Walter Kowalsky; racista, violento, sin sensibilidad y viudo. Es un hombre cuya vida se desarrolla en el porche de su casa mientras traga cervezas una tras otra. Su único placer está en arreglar la casa y limpiar su Grand Torino del 76, que duerme impecable en su garaje.

El viejo vive en una urbanización invadida por los chinos, y él es uno de los pocos que ha seguido viviendo allí. Por su condición de racista odia a todos los vecinos.

Un día Thao, un joven chino que vive en la casa de al lado, intenta robarle su preciado coche, y a partir de ahí comenzará una profunda relación padre-hijo entre el viejo y el joven.



En definitiva (no doy más detalles ya que no quiero desvelaros nada), es una gran película protagonizada por un actor excepcional. Mereciente de Oscar, la película no tarda en engancharnos gracias a su humor negro (Walt llama 'rollitos de primavera' a los chinos o 'morenos' a hispanos y negros) y su toque trágico al final de la película.

jueves, 5 de marzo de 2009

Paranoide (violencia, locura y subversión)

Queridos lectores:
(Este es el comienzo de un relato que comencé a escribir en un tiempo lejano y que ahora os presento a vosotros; queridísimos lectores duales, para que propongáis un final (o similar) a esta 'obra' inacabada. Os recomiendo que para leer esta breve historia escuchéis antes, durante y después alguna canción de Tangerine Dream, como Ricochette Part One)
_________________________________
Paranoide

Tendencia a estar siempre en guardia y a desconfiar de los demás, combinada con el deseo de estar libre de relaciones personales íntimas, en las que exista una pérdida de poder, de independencia y autocontrol. La persona se vuelve suspicaz, resentida y hostil. Responde con ira a lo que se asemeje al ridículo, la decepción, el desprecio o la desconsideración. Es incapaz de aceptar sus propios errores y debilidades y mantiene su autoestima atribuyendo sus deficiencias a los demás.



“Si hay algo en que se parecen las muñecas rusas a las personas es que unas siempre dominan sobre otras”


-Le arruiné la vida. Desde el primer momento supe que lo haría. Desde la primera vez que entró en clase lo supe. Supe que me intentaría joder, entendí desde el principio que trataría de hundirme, por su mirada siempre segura y su exceso de confianza, y no podía permitirlo. No podía consentir que un hombre como él hiciese tal cosa. No me importa lo que estén pensando ustedes en este momento, sólo digo ahora que si tengo que pasar por encima de alguien para conseguir algo, lo hago; si tengo que pisar a alguno de vosotros ahora presentes para quedar en libertad, no tendré ningún inconveniente en ello, pues ya me lo han hecho muchos otros a mí.

-Hace ocho meses, en noviembre, yo aún tenía diecisiete años; lo que quiero decir es que si hubiese hecho lo que hice en ese momento, ahora no estaría aquí… Pero nada ocurrió como yo esperaba. Cometí dos errores: hacerlo tarde, y mal. No, mal no, asquerosamente fatal. Nadie podría haberlo hecho tan mal, por muy sencillo que fuese. Lo reconozco porque sé que no tengo posibilidades para librarme de esto, aunque de todas maneras espero que esto me sirva para aprender a superar el odio que en estos instantes siento por cada uno de los que me estáis escuchando. Me defiendo solo como Sócrates porque el abogado de estado no coincidía en nada conmigo. El caso es que hice lo que hice porque lo único que quería yo en ese momento era demostrarle quién era yo y lo que era capaz de llegar a hacer; demostrarle que yo era así, que desconfiaba de todos los de mi alrededor porque yo era mejor que ellos en casi todo y no era moral que se valiesen de mi trabajo para encubrir sus fracasos personales. No me gustaba ver a alguien con una sonrisa después de haber aprobado a base de copiarme. A pesar de todo, no era una puta ONG. No. No era ético. Era más inmoral que todo lo que le hice al profesor. Mis compañeros, o así se hacían llamar a pesar de todo lo que me hacían, eran desalmados, trepas, lunáticos, despiadados… ¿He dicho trepa?; sí, a mi me llamaban trepa, aunque no estaban en lo cierto, esa no es la palabra que dijo el médico; no, el médico dijo… Paranoide.

Era de noche. En un barrio periférico de la ciudad dormían sus habitantes. Mientras tanto, Jaime andaba por una desierta carretera. Ni un coche, ni una moto, ni un alma. El ambiente era frío y la luna llena iluminaba la calle, dando lugar a una escena un tanto misteriosa, un ambiente tenebroso en una ciudad fantasma que descansaba después de un duro día de trabajo, personas con la ambición de levantar una sociedad mejor, pero carecientes de la potencia para hacerlo en una ciudad oscura y llena de fantasmas, ciega, sin futuro, sin metas.

Además de la luna, unas potentes luces que venían desde detrás de Jaime, el coche de su primo Fernando. “Venga, Jaime, no quiero estar aquí toda la noche detrás de ti, se me van a fundir las luces, ¿Quieres que te atropelle, es eso lo que quieres?”, le gritaba impacientemente. Pero la silueta negra de Jaime avanzaba, ahora más bien cuesta abajo, para más tarde llegar al tramo final que conducía a la puerta del colegio. Jaime caminaba lentamente, con una ropa un tanto extraña y unas botas Doctor Marteens. Además, sobre los hombros un bate de béisbol.

Por su forma de andar, se veía que no tenía prisa, que si hacía falta caminaría durante toda la noche con tal de hacer lo que estaba dispuesto a hacer. Él seguía, sin importarle apenas lo que Fer gritaba desde el coche: “Venga, tío, no lo hagas. Él no tiene la culpa, al fin y al cabo… es un jodido profesor, ¿qué quieres que haga? Es un humilde profesor, no tienes derecho a…”. Jaime sólo se quedaba con los adjetivos; esta vez, después de analizarlo en el contexto de la frase y determinar si era ofensivo para él o no, se limitó a decir: “No es tan humilde”. Sin embargo, Fer no le había oído. Sin pensárselo dijo: “Está bien, haz lo que quieras”, dio media vuelta y se fue.

Ahora Jaime se encontraba solo, dentro de un panorama qué él no conocía a fondo. Aquella zona del barrio junto al inmenso parque, “el parque de los sabuesos”, podía ofrecer cualquier cosa a altas horas de la noche. Él ya había oído rumores y leyendas urbanas sobre acontecimientos que habían tenido lugar allí mismo.

Ya estaba en la recta final. A cien metros, la verja gris de la entrada principal del instituto brillaba bajo el efecto luminoso de la blanca luna llena. Todo estaba en silencio. Cualquiera que hubiera pasado por ahí en esos momentos sólo habría oído los pasos de Jaime, o el ruido de sus pesadas botas en el asfalto. Jaime no caminaba por la acera, pues sólo podía interpretarlo como un control sobre él, un insulto a su libertad, como en niño rebelde que se siente oprimido. Pero la diferencia estaba en la edad, en que Jaime no tenía diez años sino dieciocho, aunque en realidad los acababa de cumplir a comienzos de febrero.

Jaime nunca había cometido un delito destacable. Quizás alguna vez una pelea en el parque de los sabuesos, pero nada mayor. A Jaime no le importaban los demás; más bien los ignoraba. Nunca dejaba los apuntes; la última vez que alguien hizo uso de los de filosofía, acabó con la boca en un bordillo. La verdad es que Jaime era agresivamente agresivo, es decir, cien por cien violento. Sus padres ya lo sabían, y habían visitado un médico en varias ocasiones, que había detectado síntomas de paranoide en la personalidad de Jaime. No es que fuese este el ejemplo más claro de este trastorno, pero presentaba una serie de características propias de un paranoide, aunque no se manifestaban de forma muy visible. Esto a Jaime no le había importado en absoluto, no había tratamiento, no había solución, no le causaba ningún problema grave ser tal y como era. Pero no le gustaba que hubiese gente que expresase abiertamente sus defectos. Se habían enterado no solamente sus padres, sino también los profesores del instituto e incluso algún que otro compañero de clase al que Jaime había oído decir algo al respecto en reducidas ocasiones. Sin embargo, Jaime trató desde el principio (el médico detectó la enfermedad hacía ya seis años, es decir, cuando tenía unos doce) ignorarlo, intentó que nadie lo mencionara para no convertirse en el hazmerreír de su clase o el tonto inteligente, como el de la película Rain Man. Si se convertía en el tonto inteligente, como él decía, todos se aprovecharían de él y de su trabajo. Pensaba que si esto ocurría, y calculó el número de paranoides que podría haber en el mundo, sólo trabajarían estos junto con un grupo minoritario de inteligentes, activos y trabajadores que ayudarían a evitar que la sociedad se viniese abajo mientras los demás, el populacho, disfrutaba del trabajo de estos. Esa era una de sus filosofías de la vida, aunque muchas se chocaban entre sí.

Jaime no tenía apenas amistades. Eso no quiere decir que nadie quisiese estar con él, bueno, en cierta manera así era, aunque en realidad era él quien decidió desde el principio no forjar ninguna amistad con ninguno de los que se encontraban a su alrededor, ya fuese por su personalidad o por otras razones. Pero la principal era la primera, la cual le impedía mantener relaciones íntimas. Nunca había tenido un mejor amigo, pues desconfiaba de todos, incluso de su familia. Es cierto que si había uno con el que se sentía divinamente era Fer, su primo. Este siempre se había preocupado por él e iban al mismo instituto, al mismo curso; a distinta clase. Siempre que había habido algún problema, el estaba allí para defenderle.

En definitiva, la personalidad de Jaime era incómoda, por su desconfianza hacia los demás, incluso a sus seres queridos. Pensaba que sus padres le habían criado para su propio provecho. Jaime era el claro ejemplo de .

Todavía le quedaban unos metros por avanzar cuando divisó la primera cámara. Esta estaba instalada en la pared del Edificio 1, encima del comedor. Luego halló la segunda; en un poste localizado en el parking. Pensó que, gracias a dios, era viernes y por tanto no llegaría el profesor a su despacho hasta el lunes, lo que por razones burocráticas no revisarían las cámaras del viernes a las doce de la noche. A pesar de todo, para prevenir, se puso la capucha del chándal y el pasamontañas.

Subió la cuesta de entrada y luego atravesó todo el parking. Llegó al edificio central y luego se dirigió al Edificio 2, donde él estudiaba. De repente, empezó a oír ruidos a lo lejos. Se asustó y se escondió detrás de unos matorrales. Pasados unos segundos se levantó y dirigió la mirada al otro lado de los matorrales. Gracias a la altura a la que se encontraban estos pudo divisar a lo lejos, abajo, a dos jóvenes de su misma edad bajando la cuesta hacia el parque de los sabuesos.

Se dio la vuelta y esta vez sí que llegó a su destino. El edificio, como comprobó de distintas maneras, estaba vacío, no había nadie. No tuvo que forzar la puerta, lo tenía todo preparado. Sacó una llave plateada del bolsillo trasero de sus pantalones y la introdujo en la cerradura. El giro de la llave no hizo apenas ruido, no fue más que un silencioso chlic. Empujó la puerta hacia delante y entró.

Dentro el ambiente era absoluto silencio. Todo estaba oscuro, al fondo del pasillo una luz cavernosa entraba desde una pequeña ventana. Sólo un hombre sin miedo a morir podría haber entrado ahí. Jaime estuvo a punto de salir corriendo, pero el odio le influía más que el propio miedo. Caminó lenta pero decididamente a lo largo de todo el pasillo. Luego giró hacia la izquierda y se encontró con la puerta de un despacho. Estaba cerrada, y sabía que de esta no tenía llave, así que se valió del bate de béisbol para golpear la manilla, que cayó al suelo al instante. Le dio una patada a la puerta y se abalanzó hacia dentro. En una de las estanterías del vestíbulo había una luz roja parpadeante, probablemente de algún aparato electrónico olvidado por su dueño. La pantalla del ordenador estaba con el salvapantallas, algo que asustó a Jaime, porque eso significaba que no hace mucho tiempo alguien había estado ahí, haciendo lo que sea. Jaime miró a su alrededor, con un sentimiento fruto de la mezcla de la angustia pura y la curiosidad por encontrar al susodicho que había estado haciendo uso de la máquina. Fue en vano, no había nadie. Entonces, agarró su bate con las dos manos y golpeó con todas sus fuerzas la torre del ordenador. Fue un sonido metálico, brusco, inicial. El impacto del bate metálico sobre otra superficie metálica había provocado una sensación un tanto extraña.

En la cara de Jaime había una cara de placer, pero al mismo tiempo de insatisfacción, pues no pensaba que había cumplido su venganza por completo. Siguió golpeando la torre del ordenador hasta dejarla inutilizable, hasta que no quedaba nada, ni un chip, absolutamente nada. Acto seguido, poseído por su propia personalidad de paranoide, empezó a golpear otros muchos artilugios, mesas, armarios, puertas, hasta que el despacho del profesor quedó inservible.

Papeles por los suelos, el ordenador destrozado, cristales en la moqueta… y un ruido en el piso de arriba. Jaime no se lo podía creer, esta vez aquél ruido no cesó, se acercaba a él. Esta vez iba en serio. A medida que pasaba el tiempo el ruido se acercaba más, y Jaime podía notar la presencia de otra persona en el edificio. En realidad la había notado desde el principio, desde que vio por primera vez la pantalla del ordenador encendida. No le dio tiempo a pensar, el hombre ya había dado la vuelta a la esquina y se dirigía al despacho. Sólo le dio tiempo a esconderse detrás de la puerta. Entonces entró la persona y Jaime reaccionó rápidamente. Le golpeó con el bate una vez y salió corriendo. El hombre cayó al suelo de inmediato. Había sido un golpe, si no mortal, muy grave. Jaime pensaba que lo había matado. Con ese batazo aquél hombre no podría seguir vivo por mucha suerte que tuviese.

Jaime corrió, corrió hasta la verja gris de la entrada principal del colegio, corrió hacia el parque de los sabuesos, y de allí bajó al núcleo urbano más cercano; las galerías. Una vez allí descansó junto a un portal, y luego se sumergió en las oscuras y tenebrosas galerías. Ahora ya no corría, andaba, con las manos en los bolsillos de su sudadera y con la cabeza baja. Se podía ver el miedo interior que tenía a través de sus ojos, y el pánico en su forma de andar. Su mirada ahora era la de un insensible asesino, la de un vil cobarde, la de un joven que había traicionado a sus propios principios y había violado el honor, sustituyéndolo por la violencia innecesaria poseída por su enfermedad incontrolable. Eso es lo que Jaime era en esos momentos desde los ojos de un poeta, pero desde los de un corriente ciudadano era un asesino, un cobarde, un hijo de puta y un cabrón. Su vida ya no tenía futuro, pensaba Jaime. Era cierto, estaba acabado. Había cometido el peor error en el peor momento de su vida, o en uno de los peores. Tenía dieciocho años, había entrado en un despacho por la fuerza y, lo peor de todo, había matado a un profesor. Todavía cabía la posibilidad de que siguiese vivo, pero era casi imposible, sería necesario un milagro. Aún así, Jaime se tranquilizaba pensando en eso.

Pero no era fácil recuperar la serenidad en una noche como aquella. Al mismo tiempo que las personas del día trabajaban, las de la noche cometían crímenes impredecibles. A lo lejos en una esquina, Jaime podía observar a dos guardias de seguridad discutiendo con un pobre vagabundo, y a continuación la impactante escena de cómo le propinaban una paliza. No era el ambiente más adecuado para un chico de la edad de Jaime, pero ahora, ¿qué importaba si ya había hecho aquello? Daba igual, a los ojos del joven asesino todo era indiferente. La paliza, los guardias, los drogadictos y los extraños; todos eran inofensivos. Al final se fue a casa. Sus padres dormían.


El hombre dual de la nueva Babilonia

martes, 3 de marzo de 2009

Hijos de los hombres (Alfonso Cuarón, 2006)


Introducción

En este ensayo o reflexión me marco como objetivo averiguar cómo sería un mundo sin esperanza y qué supondría, en tal caso, el nacimiento de un niño como símbolo de esta virtud.

He elegido esta película porque en mi opinión es la mejor definición de un mundo sin esperanza, sin futuro, sin niños; sin proyectos.

Londres, año 2027. La esperanza de futuro es un recurso que escasea. Hace 19 años que nació el último niño. Ante este inexplicable fenómeno, la raza humana empieza a perder toda esperanza. La mayoría de la gente acepta lo inexplicable y se deja atrapar por el separatismo, la anarquía total, el nihilismo religioso y social, el racismo y la autodestrucción, mientras que otros luchan por defender un planeta unido y los derechos de la población. Gran Bretaña, mediante una política militar imperialista, es el único país que ha conseguido acallar las luchas internas, pero a cambio tiene que soportar la continua oleada de inmigrantes ilegales a su costa. Sin embargo, tomando como medida una política dura y totalitaria, los refugiados son internados en campos y deportados. Nada de esto parece importarle a Theo (Clive Owen), un hombre en estado de parálisis emocional. El antiguo activista convertido en burócrata se protege contra los recuerdos de un doloroso pasado y la realidad de un futuro sin sentido intentando no sentir nada. Los únicos hitos de su monótona vida son las visitas que realiza a su viejo amigo Jasper (Michael Caine). Pero todo esto cambia de repente cuando es secuestrado y llevado a ver a Julian (Julianne Moore). La mujer, que fue su compañera sentimental y de armas, lidera una organización ilegal que defiende los derechos de los refugiados, Los Peces. Julian sólo reaparece para pedirle un favor: conseguir papeles de tránsito para que Kee (Clare-Hope Ashitey), una joven miembro de la organización, pueda salir del país. Theo acepta la oferta, no sólo para ayudar a Julian, sino también para cobrar 5000 libras. A partir de ahora, Theo deberá acompañar a Kee, junto a un puñado de compañeros de Julian, en un complicado viaje hasta la costa. Cuando lleguen a su destino, el mítico Proyecto humano, que reúne a las más brillantes inteligencias del mundo, les recogerá en un barco llamado “Tomorrow”. Pero Theo entiende que Kee es algo más que un miembro del grupo, al ver que sus compañeros son capaces de morir por ella.


Resulta que Kee esconde un gran secreto que puede suponer la salvación de la humanidad: está embarazada. Y el objetivo inicial de Julian era llevarlo hasta el Proyecto humano. Sin embargo, cuando ella muere el grupo de terroristas cambia de opinión y decide utilizar al futuro niño como un método para subir al poder. Cuando Theo se entera de esto decide tomar las riendas y acompañar a Kee al barco junto con una mujer de confianza que está en desacuerdo con los viles proyectos de sus compañeros. Desde entonces todo será una carrera hacia el “Tomorrow”.


Desarrollo: Una carrera hacia el “Tomorrow”

A lo largo de la película podemos observar cómo el mundo está abandonado y también de qué manera, en el caso de Londres, sus habitantes han perdido toda esperanza y su pensar ha declinado. El racismo ha florecido en una nueva sociedad en la que los derechos humanos, la justicia y las leyes han sido sustituidas por el odio, la fuerza y la crueldad. Londres está siendo destruida por continuas guerrillas entre las fuerzas civiles y los rebeldes que luchan por la libertad y la justicia.

Nos encontramos ante un mundo sin proyectos, sin futuro. Al no tener niños, el mundo ha perdido toda esperanza. ¿Para qué seguir ideando avances tecnológicos y cuidando el mundo si nadie, ni siquiera ellos mismos, va a poder disfrutarlo? Esa es la actitud que tiene el hombre del Londres del año 2027.

Puedo citar una frase que escribía Víctor Frankl en su obra ‘El hombre en busca del sentido’ para hacer referencia a esta actitud hacia la vida que han desarrollado los habitantes de Londres: “Quien tiene un qué sobrevive al cómo”. El qué (que en el caso del campo de concentración podría tratarse de una obra inacabada o de una mujer) en el caso de un londinense viviendo en el Londres fértil podría ser algo así como la idea de un futuro mejor, los avances tecnológicos, la búsqueda de la verdad, nuevas formas de hacer arte, nuevos pensadores y escritores… Pero al faltar la base de todas estas cosas, los niños, se pierde todo esto. Al no haber niños; las nuevas generaciones, las futuras promesas, todo esto termina con la generación más joven. Es decir, sin descendencia no hay futuro, el mundo se desploma al no existir una base.

Incluso grupos terroristas, que al principio comienzan con unos ideales, más tarde van decayendo por la falta de esperanza; se desploman. Este es el caso de Los Peces, que de un día para otro cambian de parecer: cuando aún vivía Julian el objetivo principal era llevar a un niño al ‘Proyecto Humano’; cuando muere deciden utilizar al niño como estandarte para llegar al poder, lo que se puede traducir como una manera de utilizar algo que puede salvar a la humanidad para fines propios. Su forma de actuar es egoísta, fruto de la desesperanza.

Por otra parte, las fuerzas armadas (militares y policías) obedecen las órdenes que reciben de los políticos, que han adoptado una fórmula poco moral. La política de Gran Bretaña en el año 2027 se basa en una ideología muy anticuada para la época en la que nos situamos; prohíben la entrada a inmigrantes, pues piensan que los inmigrantes ilegales han causado el desastre. Empiezan a recluir a estos ‘ilegales’ en campos de concentración y los maltratan sin ninguna clase de pudor. Esta política está haciendo mucho daño al mundo entero ya que ha provocado numerosos conflictos en el interior de Londres. Los dirigentes del país están disparando contra sus semejantes mientras en realidad hay un tema mucho más importante de solucionar.

También están los que permanecen impasibles ante los cambios que se están produciendo y aprovechan para desconectar y, ya que han perdido toda esperanza, deciden vivir la vida. Deciden disfrutar de lo que queda de mundo, se vuelven unos auténticos amantes de la belleza y del arte. Entre estos nos encontramos al primo de Theo, que es quien se va a encargar de proporcionarle papeles de tránsito. Este hombre, a pesar de ser un importante ministro, ha perdido toda esperanza y colecciona obras de arte. En un momento dado de la película Theo le dice que dentro de cien años no habrá nadie para ver toda la belleza que reúne en su palacio, a lo que este le responde: ‘I just don’t think about it’ (simplemente no pienso sobre eso).


Pero de todas maneras yo creo que el personaje más relevante de esta película es Theo. Es el ejemplo del hombre del Londres del año 2027. Es una persona sin esperanza, pues ya la perdió hace mucho tiempo. Es un hombre con parálisis emocional. En la primera escena de la película Theo sale de una cafetería y estalla una bomba a diez metros de él. Sin embargo, esto no le afecta notablemente, sólo se queja del pitido en sus oídos. Asimismo, la muerte del joven Diego Ricardo, el hombre más joven del mundo, de diecinueve años, tampoco le afecta notablemente; Theo pierde todavía más esperanza, pero eso no le hace que reflexione y actúe.

Más tarde Theo, cuando ve que Kee está embarazada, recupera la esperanza y decide dar la vida por ella, pues es el milagro que el mundo estaba esperando. Lo que a Theo le movía al principio era el dinero, pues pasaba por un periodo de dificultad económica (sólo hace falta fijarse en la ropa que lleva, aunque quizás esa dejadez que muestra hacia la vestimenta es fruto de su escasez de esperanza, pues ya no espera nada ni siquiera de sí mismo); pero como ya he dicho, cuando ve que Kee está embarazada se olvida de todo lo demás y recuperando la esperanza recupera también la confianza en sí mismo; empieza a esperar algo de sí mismo, sentimiento que antes no tenía.

Antes de conocer a Kee o hablar con Julian, Theo estaba viviendo muerto, pues su mundo había acabado hace mucho tiempo, a causa de la muerte prematura de su hijo. Por tanto, el mundo para Theo antes de entrar en acción era algo externo a él; no formaba parte de él, se limitaba a observar. Pero la esperanza que le trae el posible nacimiento de un niño, la idea de poder salvar no sólo a sí mismo sino al mundo entero, le hace resucitar. La esperanza le salva a Theo cuando estaba a punto de caer en el más profundo abismo: la desesperación.


Otro personaje importante a mi parecer es Jasper Palmer (Michael Caine), un viejo que vive apartado de todo en el bosque junto a su esposa, que sufre algún tipo de parálisis. Este es el único amigo de Theo, y se reúnen una vez a la semana para hablar. La primera vez que Theo visita a Jasper, vemos a la mujer de este sentada en su silla, paralizada y mirando unas fotos sobre su escritorio. Ella no puede hablar, ni siquiera cierra los ojos. Es como si hubiese muerto hace años. Es entonces cuando hay un plano de las fotos sobre la mesa. Son fotografías de la guerra de Irak, de muertes, de suicidios en masa, de protestas, de crisis mundial; en resumidas cuentas es la raíz de la situación del mundo. Y es también la consecuencia por la cual ella está paralizada. Parece ser que perdieron un hijo en la guerra de Irak. Sin embargo, Jasper sigue igual que en su juventud; se ríe y hace chistes (tiene un humor un poco negro), y sigue siendo tan hippie como antes. Jasper y Theo tienen una relación muy familiar, probablemente porque Jasper y su esposa no pudieron ver a su hijo crecer y formar una familia.

Por último, es importante resaltar el 'Tomorrow', el barco que les transportará al Proyecto Humano, al ‘mañana’; al futuro. Este buque de pesca es la esperanza, la solución, y por eso se llama así. Este barco llevará al niño a donde esté a salvo para reinsertar la esperanza en las miles de millones de personas que esperan una señal de nueva vida en un mundo donde reina la eterna depresión.

Conclusión

En la actitud que tienen hacia la vida todas estas personas podemos observar que hay una falta de esperanza, que a medida que va pasando el tiempo se va avivando. Sin embargo, en personajes como Theo, Julian o Jasper, es posible ver cómo nace un nuevo sentimiento de esperanza. De esta manera, podríamos sacar una definición de esperanza o, mejor aún, un nuevo concepto.

El escritor francés François de la Rochefoucauld afirmaba lo siguiente que es probablemente lo que más conexión tiene con el ejemplo estudiado: ‘La esperanza, no obstante sus engaños, nos sirve al menos para llevarnos al fin de la existencia por un camino agradable’. Esta afirmación es aplicable a Theo en la medida que este, aunque muera antes de llegar al Tomorrow, habrá muerto con la esperanza de salvar a la humanidad; se podría decir que la esperanza le ha llevado por un camino más o menos agradable hasta el fin de su existencia.

Sobre los niños; es decir, sobre el concepto estudiado de que los niños nos traen esperanza, podríamos citar al filósofo y escritor indio Rabindranath Tagore: ‘Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no pierde la esperanza en los hombres’. Decía también Anatole France que ‘nunca se da tanto como cuando se dan esperanzas’. Eso es lo que ha dado el niño a Theo: esperanzas.

A Theo le voy a aplicar, en primer lugar, una frase de Arthur Schopenhauer, que dice así y pienso que es la más acertada: ‘Quien ha perdido la esperanza ha perdido también el miedo: tal significa la palabra "desesperado". Theo ha perdido la esperanza; es un desesperado y, por tanto, ha perdido el miedo; el miedo a morir, pues permanece impasible ante los cambios que ocurren a su alrededor.

Ahora por último me queda definir el nuevo concepto de esperanza. A lo largo de los siglos hemos visto diferentes situaciones en las que la esperanza ha tenido gran importancia. Hemos visto a Ulises abandonado en una isla con la esperanza de volver a su casa. Hemos visto a soldados en guerras con la esperanza de sobrevivir; y hemos visto a personas a punto de morir que aún así no han perdido la esperanza.

En el caso de ‘Hijos de los hombres’ nos encontramos ante una sociedad sin esperanza, y en la que el reducido número de los que la tienen va en descenso. Y en definitiva es una sociedad que se podría asemejar mucho a la nuestra; a la que nosotros vivimos. Nuestra sociedad ha perdido ya casi toda esperanza, o si no, la pierde y la recupera continuamente. Cada vez que alguien aborta, nos han quitado una esperanza, nos han quitado a una futura promesa, porque se ha hecho desaparecer a un hombre que tal vez habría sido un genio, o un buen amigo, o un buen padre. Cada vez que ETA hace estallar una bomba y asesina a un político, nos quita la esperanza y nos convierte en el Theo del año 2009.

La esperanza en estos días, a pesar de que sea difícil encontrarla, es muy importante si queremos tener una vida digna en la que podamos ser nosotros mismos y vivir seguros. Si queremos saber a dónde vamos, como es imposible, es necesario que nos aferremos a la esperanza para no caer en otras cosas que pueden resultar desfavorables para nosotros. Si por ejemplo tenemos esperanza en ir al cielo, viviremos una vida más pura, mientras que si no tenemos ese objetivo, esa esperanza, no sabremos qué es lo que queremos de nosotros mismos. Y este ejemplo del cielo puede aplicarse a cualquier situación; colegio, trabajo, familia… Si uno tiene esperanza en alcanzar la felicidad por medio de la familia hará la vida más agradable a los de su misma sangre y, por tanto, colateralmente, a sí mismo. En el caso del colegio, uno puede tener la esperanza de aprobar el curso y poder ir a la universidad, y así, con ese objetivo o esa esperanza, probablemente tendrá más facilidad a la hora de ponerse a estudiar. Sin embargo, el que no tenga este objetivo no dará importancia a los estudios y fracasará.

En relación a la esperanza y haciendo referencia a la película, podemos hacernos las siguientes preguntas: ¿Qué es un mundo sin esperanza?; ¿Qué supone el nacimiento de un niño en el Londres de 2027?

Un mundo sin esperanza es un mundo sin proyectos, sin futuro. Es un mundo desordenado. Es un mundo paralizado, aburrido. Es también un mundo de ‘desesperados’; es decir, gente que no espera nada de su vida. Es aquél mundo en el que nadie piensa solucionar un problema, pues cree que es demasiado tarde, o incluso imposible.

El nacimiento de un niño supone una nueva promesa, una nueva esperanza, un nuevo proyecto y, en el caso de Londres, un milagro que todos estaban esperando. El nacimiento de un niño significa replantearse la situación y para Londres una vuelta a la normalidad.

El nacimiento de un niño en medio de una ciudad hundida en la depresión y en guerra interior significa replantearse el porqué de la penosa situación. Para afirmar esto, sólo basta con ver la escena en la que Theo y Kee atraviesan una calle en medio de los disparos y estos cesan en cuanto se oye el llanto del bebé. Todos se quedan mudos por unos segundos; durante unos segundos todos recuperan la esperanza.


Teniendo en cuenta todo lo aquí presentado, es necesario que concluyamos en que es necesaria siempre una esperanza, sobre todo en estos días, y que no hay que dejar que nadie nos la quite. Si queremos conocernos a nosotros mismos la esperanza es una constante esencial. La esperanza es la medicina que nos devuelve a la vida. Es el medicamento que resucitó a Theo en un Londres destruido por la escasez de esta virtud.
Jorge Müller Bernar


___________________________________________

TRAILER